Lectura 9









Lectura 9
¿Enseñamos matemáticas para incluir o para excluir?

En la lectura se enmarcan panoramas que son frecuentes de encontrar en nuestro sistema educativo, donde se asignan etiquetas a nuestros estudiantes, con aquellos que muestran habilidad para los procesos matemáticos y los que no.
Se plantea en este documento esa necesidad de encontrarse como docentes en una constante reflexión acerca del quehacer pedagógico y plantearse cómo afectan y determinan nuestras prácticas en el modo de enseñar y en la forma en la que aprenden los estudiantes.

Interrogarnos acerca de las posibilidades y la necesidad de  incorporarlos al aula o entrar en un diálogo con ellos, para romper el divorcio existente entre la matemática escolar y la matemática fuera de la escuela.

Se citan además una serie de recomendaciones en lo que respecta al tipo de ejercicios que deben incluirse en la planificación y en el desarrollo de las lecciones de matemáticas. Por ejemplo, se alude a realizar problemas, tanto de tipo cerrado como actividades que conlleven a la invención de los mismos; lo cual destaca la importancia de hacer que los estudiantes construyan sus conocimientos evitando la mecanización o repetición de ejercicios sin sentido alguno. Se menciona también como ingrediente determinante esa transposición didáctica, que debe realizar el docente, para enseñar ciertos contenidos y lograr trasladar esos conocimientos dados desde la ciencia y las teorías matemáticas a la realidad de los estudiantes, acercando esa teoría a través de vivencias y experiencias valiosas, congruentes, significativas.
Otro aspecto a considerar, es la pedagogía de la pregunta, donde Freire alude que se debe “..desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los estudiantes no han hecho”
En la medida en que se invite a los estudiantes al cuestionamiento se activan otros canales y vías de aprendizaje, de modo que se fomenta un pensamiento más crítico, analítico respecto a la información que se recibe. Se convierten en sujetos más activos dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Otra recomendación, radica en propiciar un trabajo en equipo, de pares, donde los estudiantes intercambien sus conocimientos, sus métodos para resolver los problemas, donde exista confrontación y alternativas de soluciones, práctica de valores inmersa en todo trabajo de equipo. En realidad son múltiples los beneficios que se obtienen del trabajo en equipo y promueve un clima de participación en la clase, con un sustento de autonomía e independencia, de forma que los niños logran avanzar en sus procesos a través del trabajo cooperativo.  Es una experiencia muy gratificante, en mi caso personal, la metodología de la institución en la cual laboro, se sustenta en el trabajo en equipo, y los niños logran procesos realmente significativos además de la vivencia de valores al intercambiar sus conocimientos y sus resultados con otros niños.

Otro aspecto de gran valor es el error, entendido un medio para aprender. Me parece significativo destacar la siguiente cita “Si el error tiene un estatus negativo, todo el mundo trata de ocultarlo cuando no sabe cómo evitarlo. El alumno que no es capaz de comprender un problema, lo resuelve memorizando la mecánica de las operaciones”. Es decir que el error debe ser percibido como un proceso natural y no como un obstáculo. Es relevante que se discuta en torno al error y que exista un debate de los procesos que se han ejecutado erróneamente, para encontrar soluciones.

Se reflexiona en la lectura en torno al tiempo que se emplea en cada contenido, lo cual es una gran limitante porque se tiende a fragmentar los procesos de matemática y no se logra una interacción o integración donde un proceso lleve a otro y así sucesivamente. Usualmente se abarcan los contenidos aisladamente y se olvida de esa vinculación de los contenidos con el contexto y las relaciones entre uno y otro.

En cuanto a la evaluación se menciona que no puede estar disgregada de la enseñanza, debe ser congruente con el proceso que ha llevado a cabo con los estudiantes.

Creo muy importante como docentes reflexionar y valorar constantemente la práctica pedagógica que hemos realizado, sus debilidades y fortalezas; teniendo en cuenta medidas o planes remediales para enfatizar procesos que han sido de mayor dificultad, o en los cuales se han presentado mayores inquietudes.

Es conveniente destinar lecciones de matemáticas a ejercicios poco tradicionales, de pensamiento lógico, que estimulen la creatividad. Pueden dedicarse dos lecciones semanales, o una lección a cambiar de rutina en estas clases; este cambio se logrará en la medida en que como docentes nos interesemos por capacitarnos, por innovar, buscar material atractivo.

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